Me siento idiota viendo la televisión sin sonido, casi podría decir que me siento solo. Pero, mejor así que escuchando los comentarios de Nico Abad en las retransmisiones de Roland Garros. Cuando alguien intenta narrar en directo un evento sobre el que no tiene muchos conocimientos, se pierde en un maremágnum de frases hechas y comentarios vacíos de contenido, y esto es lo que le ocurre al periodista de Cuatro pese a ser un excelente comunicador en otros ámbitos. El líder del equipo que Mediaset ha desplazado a París para cubrir este grand slam no dice ni un solo comentario técnico de cierto sentido sobre el juego que se desarrolla en la pista, prácticamente no utiliza vocabulario tenístico y, por supuesto, la apatía de su compañero en la cabina, Manolo Santana, no le ayuda ni lo más mínimo.
Pero el problema no se le debe achacar a Abad, sino a la dirección de contenidos de la cadena que ha decidido que él sea el encargado de relatar el torneo cuando ya en Wimbledon 2011 dejó a las claras sus carencias en la materia. Cuatro emitió en agosto del año pasado aquella final del torneo londinense y el periodista madrileño no dudó en afirmar que Rafael Nadal y Novak Djokovic jugaban por conseguir la ‘ensaladera’, nombre que se le da al trofeo de la Copa Davis.
Y, más aún, el error de Mediaset se acentúa cuando la otra pareja de comentaristas que han destinado a este evento, formada por Jesús María Pascual y el mítico Andrés Gimeno, realiza una buena retransmisión, con mucho más contenido, con una opinión más formada y, por todo ello, más amena. Está claro que hoy en día la dupla formada por Abad y Santana es mucho más mediática que la Pascual-Gimeno, pero las retransmisiones pierden una calidad abismal cuando los más conocidos se ponen a los mandos, y no me hagan pensar en el equipo Arseni-Carbonell que retransmite el tenis de Teledeporte porque se me cae una lagrimilla melancólica. Se les echa de menos.