¿Qué sucedería si por algún momento sospecháramos que el caso de “El sabueso de los Baskerville” no se cerró del todo o se cerró en falso en su día? Esa misma cuestión se les plantea a nuestros queridos Watson y Holmes cuando, tras recibir cinco cartas, llegan a la conclusión de que tienen que regresar a Baskerville Hall dieciséis años después.

Estamos en las Navidades de 1905 y Javier Casis nos propone un juego memorable llevándonos de viaje a Baskerville e introduciéndonos en una aventura que tiene la particularidad, nada más y nada menos, de recuperar a todos los antiguos personajes que protagonizaron “El sabueso de los Baskerville” (con casi veinte años más), añadiendo algún personaje nuevo e incluyendo a alguno mítico del Canon como la inolvidable Irene Adler. En “Regreso a Baskerville Hall” nos encontramos con la confesión de Sherlock Holmes de que, en su día, ocultó una página de “El sabueso de los Baskerville” a Watson, también nos encontramos con la noticia de que el sabueso sigue aullando por las noches, además de enterarnos de que Stapleton (el villano de la novela de Doyle) en realidad no ha muerto, a lo que se une la circunstancia de que ha aparecido un hombre con la garganta degollada.

Desde luego, hay que ser muy valiente para reabrir un caso investigado anteriormente por Sherlock Holmes. Javier Casis se ha atrevido y el resultado es una auténtica maravilla, una obra de arte en la que se respira por los cuatro costados el universo creado por Conan Doyle, una historia tremendamente atractiva y apasionante en la que, con mano maestra, basculamos de la pura narración a algo parecido a un ejercicio metaliterario. “Regreso a Baskerville” es, desde luego, uno de los mejores pastiches sherlockianos que yo haya podido leer. Canela en rama, o sea.