Publicado en El Norte de Castilla el 13 de mayo de 2016

Cuatro millones de seres ven a Bertín Osborne mientras, a la misma hora, “El Ministerio del Tiempo” encadena tres semanas de mínimos (una de ellas, de “mínimo arqueológico” en palabras de Javier Olivares, su creador). Se escuchan ya trompetas de cancelación. El propio Olivares avisa de que puede ser el momento de retirarse. Mientras tanto, las redes sociales arden y los autodenominados ministéricos están dispuestos a todo, incluida petición en Change.org para solicitar a Netflix que se haga con la serie. ¿Y qué tiene ese ministerio secreto que se dedica a la gestión de las puertas del tiempo para preservar la historia mundial y española usando a empleados de diferentes épocas? Por de pronto, cada capítulo es una sorpresa. Todos llenos de referencias más o menos ocultas que los frikis de la serie se vuelven locos para encontrar y desmenuzar. Guiños cinéfilos a tutiplén. Acción. Aventuras. Humor descacharrante que a veces roza el sainete. Todo un catálogo de la historia de España. Y, por si fuera poco, viajes en el tiempo. ¿Alguien da más? Yo no recuerdo una serie española tan original y, desde “Crematorio”, tan buena. Sin embargo, la serie está en la cuerda floja por su baja cuota de audiencia. Eso sí, los que dirigen TVE parece que no saben cómo funciona el siglo XXI y no tienen en cuenta que la mayoría de los seguidores del MdT la ven por Internet. Eso sin contar con que esta serie ha disparado el interés por la cultura y las nuevas generaciones se interesan por los Tercios de Flandes y hacen que Lope de Vega sea trending topic. Vamos que se ha convertido en un servicio público que tendría que verse por decreto. Al fin y al cabo una de las labores de la televisión pública debería de ser ofrecer cultura y no catequizar a los feligreses para guiarles en su voto. De todas formas, ¿por qué nos extraña todo esto? Aquí siempre hemos sido más de los Serrano que de los Soprano. Triunfan series de humor grueso, Belén Esteban, Torrente y Paquirrín. Ahora también Vargas Llosa pero sólo porque sale en el Hola. Así que tampoco es tan raro que Bertín Osborne se coma al MdT. Este país no tiene remedio. Quizá lo mejor sea asaltar el Ministerio antes de que le echen el cierre, colarnos por alguna puerta y desaparecer para siempre.