“Recuerdo muy bien la casa del abuelo tal como era antes, en los años en que Ketty, Sigrid y yo jugábamos frente a ella, entre los inmensos árboles. Recuerdo los enormes muros de piedra, las enredaderas que trepaban por ellos, los cristales emplomados y el aire siniestro que parecía flotar en torno a la casa. Nuestros juegos eran siempre los mismos: «¿A que tú no ves un fantasma en aquella ventana? Yo sí que lo veo». A veces jugábamos a descubrir tumbas en el jardín. Eso no era difícil, porque la casa había sido antes una antigua abadía, y sus alrededores estaban tapizados de tumbas de los monjes, tumbas que la hierba y la maleza habían ya cubierto. Entre Sigrid y yo descifrábamos las inscripciones latinas o normandas, ya casi borrosas del todo, y tratábamos de imaginar cómo habían sido los seres que ahora reposaban allí, bajo nuestros pies, convertidos en polvo”.
Así empieza esta pequeña joya de Silver Kane. La historia de Jimmy Logan, el hombre que lo compra y lo vende todo, incluso cadáveres. Recuerda su infancia en la casa del abuelo, jugando con sus primas Ketty y Sigrid. Recuerda la enigmática y tenebrosa casa con un largo pasillo con cuatro puertas rojas. Nunca atravesaron ninguna de ellas. Sólo la primera. Allí apareció muerto el abuelo. Envenenado…
Muchos años después, Ketty está en la cárcel y corre peligro de ser condenada a muerte por asesinar a su esposo. Llama a Jimmy Logan para que le ayude. Le dice que hay un testamento con mucho dinero en juego. El testamento del abuelo que nunca se encontró. Está escondido en aquella casa. Ella sabe que los beneficiarios eran ellos tres más el marido de Ketty. Hay una cláusula, por otro lado, que indica que solo uno de ellos cuatro se llevará la herencia. Y antes tienen que morir que morir los otros tres…
Cuando Jimmy se dirige hacia la casa se encuentra con Sigrid, a la que incluso llega a salvar la vida ya que unos mafiosos andan detrás de ella. Los dos se refugian en el viejo tenebroso caserón. Escuchan ruidos por la noche. Entran en la primera puerta y se encuentran con el cadáver del abuelo embalsamado y sentado en una mecedora. Luego, cuando regresan, ya no está. Sin embargo, se sigue escuchando por la noche el ruido de la mecedora moviéndose. Poco después golpean a Jimmy e intentan asesinar a Sigrid. Poco después aparecen en la casa dos nuevos personajes: Gloria, la hermanastra de Jimmy, y Johnson, un antiguo amigo de la familia. Todos parecen ir detrás de la herencia del abuelo. El problema es que sólo uno puede ser merecedor de ella. La clave está detrás de esas inquietantes puertas rojas…