De la memorable producción de Alejandro Dumas en torno a los años cardinales (es decir los años en los que el destino de Francia estuvo en manos del cardenal Richelieu y, posteriormente, del cardenal Mazarino) todo el mundo conoce el sagrado ciclo de D’Artagnan, compuesto por “Los tres mosqueteros”, “Veinte años después” y “El vizconde de Bragelonne”. A estas tres novelas hay que añadir “La guerra de las mujeres” y “El conde de Moret”, pero también una novela que, precisamente, está emparentada con esta última. Hablamos de “La paloma”, novela escrita y publicada por Alejandro Dumas en 1851 y reeditada por el propio autor en su diario Le Monte-Cristo en 1862. Se trata de una novela epistolar, compuesta en su totalidad por las cartas que se envían Isabel de Lautrec (la protagonista femenina de “El conde de Moret”) y un desconocido a través de una paloma mensajera. Gracias a estas cartas nos enteramos de lo que sucedió tras los acontecimientos que tuvieron lugar en “El conde de Moret”.
Antonio de Borbón, conde de Moret, se despide de su prometida Isabel de Lautrec, para participar en una guerra convocada por el ínclito Gastón de Orleans contra su hermano el rey Luis XIII y su ministro, el todopoderoso cardenal Richelieu. En la batalla de Castelnaudary, batalla en las que las tropas reales al mando del mariscal de Schomberg derrotan a las tropas rebeldes al mando del duque de Montmorency, cae Antonio de Borbón en combate. Al enterarse de la noticia, Isabel de Lautrec recorre todos los lugares de la batalla y los pueblos vecinos en busca de señales de su prometido. Acaba encontrando su sombrero y entrevistándose con el oficial que disparó el tiro fatal al conde, pero no puede encontrar su cuerpo. Abatida por la desesperación, se refugia en el convento de las hermanas Ursulinas de Montolieu. Cuatro años más tarde, Isabel recibe en su cuarto una paloma mensajera herida, le brinda asistencia y días más tarde, cuando ya está recuperada para volar, le ata un mensaje dirigido a su dueño o dueña, donde le explica los motivos de la ausencia de la paloma durante su convalecencia en el convento. Un día la paloma regresa con un mensaje de su dueño, un joven también abrumado por una gran pena. Se establece así una correspondencia entre ambos, donde Isabel le cuenta sus pesares y el destinatario intenta obtener más información sobre la muchacha. Ninguno de los dos conoce el paradero del otro y sólo dependen del vuelo de la paloma. Poco a poco iremos conociendo la identidad del joven que manda mensajes a Isabel de Lautrec…
Libro menor, pero muy interesante de Dumas. Novela epistolar en su totalidad (solo cartas entre Isabel y el desconocido) que nos acabará descubriendo el destino del conde de Moret. A pesar de los condicionantes impuestos por el hecho de que toda la acción está narrada en forma de cartas, Dumas despliega su habitual maestría para encandilarnos con la historia. Y es que el rey del folletín nunca falla.