Para los que quieren saber lo que es una verdadera caligrafía. Para los que anhelan escribir calidoscopios con alfabetos legendarios. Para los que aún creen en la secreta voz del oráculo. Para los que aman las vidrieras de infinitos colores de las catedrales. Para los que añoran el grito de una hermosa letra gótica. Para los que sueñan con girasoles anocheciendo.
Keith Adams es uno de los mejores calígrafos del mundo. He tenido la suerte de asistir a alguno de sus cursos. En todos ellos, me han vuelto loco sus trabajos, para mí más valiosos que el mejor de los óleos del mejor de los pintores. El que los grandes calígrafos se coticen al mismo nivel que muchos maestros de la pintura no es ninguna casualidad, desde luego. Pues bien, lo he hecho. Me he rascado el bolsillo y me he comprado esta maravilla. Sospecho que algún día se revalorizará, aunque no me importa. Me conformo con verla todos los días e intentar aprender. Ahora tengo el problema de que me he quedado con una mano delante y otra detrás. ¿Alguien me invita a cenar durante los próximos meses en su casa?