Cuenta la leyenda que los hermanos Auserón visitaron la tumba de Jim Morrison en Père Lachaise y allí juraron parir un gran grupo de rocanrol. A pesar de unos titubeantes comienzos, pronto tomaron la riendas de su grupo, Radio Futura, y con la maravillosa “La estatua del jardín botánico” iniciaron una carrera modélica que les consagró como el mejor grupo de la década de los ochenta. Tras un par de discos impecables, en 1987 sacan al mercado “La canción de Juan Perro”, un trabajo grabado en Nueva York donde mezclaron de manera magistral sonidos caribeños e hispanos, rumbas, rhythm and blues y rocanrol. El resultado fue un disco único e irrepetible, grandioso, extraño e histórico (tal vez el que confirmó la mayoría de edad del rock español), adornado con un sonido desconocido hasta el momento. Un trabajo repleto de canciones exuberantes, originales, contagiosas y envolventes, todas ellas preñadas de letras postmodernas, cuidadas hasta el más mínimo detalle, textos magníficos que nos regalaban historias inolvidables, palabras encadenadas acomodadas mágicamente a la música. Piezas mestizas, en fin, que convirtieron a “La canción de Juan Perro” en el primer álbum de rock latino y fuente inagotable de temazos que ya han pasado a la Historia con mayúsculas del rock español. Himnos como “A cara o cruz”, “37 grados” o “El canto del gallo” constituían la avanzadilla de un LP irrepetible que contenía en su interior dos de los temas más maravillosos jamás escritos en castellano: la imperecedera “La negra flor” y la apasionada “Annabel Lee”, por quien Edgar Allan Poe no deja ni dejará de brindar por los siglos de los siglos. Hay gente que dice que Santiago Auserón, el músico conocido ahora (mira qué casualidad) como Juan Perro, ha firmado un pacto con el diablo y convertido ya en Dorian Gray para siempre, cualquiera le puede ver por el Jardín Botánico paseando arrogante y metálico, con todas las lecciones aprendidas en la escuela de calor y con la misma apariencia de cuando descubrió la “Semilla negra” de la música. Jim Morrison estaría orgulloso de él, sin duda.