Un expolicía, Martin Martin (Martin bis), es contratado como guardaespaldas de un famoso actor, Denis Bayard, quien ha recibido amenazas de muerte. Es citado en su casa, Las Mimosas, donde hay una especie de fiesta con muchos invitados y allí descubre que el actor no es precisamente muy querido entre ellos. Esa misma noche aparece muerto en el despacho del actor un hombre. Martin bis es el que lo encuentra y descubre que lo han asesinado con su propia automática Lebel nueve corto. El asesinado tiene un gran parecido con Denis Bayard y pronto descubre que se trata de un actor de segunda que había contratado la productora para trabajar como doble de Bayard.
Es el principio de un carrusel de situaciones (asesinatos incluidos) que van apareciendo y desapareciendo mientras el bueno de Martin bis intenta descubrir quién está detrás de la amenaza y de los crímenes. Conspiraciones, envidias, venganzas, chantajes, femmes fatales, acción, misterio (con sorpresa final) y, por encima de todo, la asombrosa prosa de Debrigode. Parece increíble escribir con esa precisión quirúrgica, con ese dominio de la tensión narrativa, con esa grandilocuencia de palabras que, aparentemente, deberían de casar tan mal con la literatura de quiosco, hecha en teoría para consumir y tirar y no para deleitarse en un lenguaje tan pulcro y barroco a veces, tan desnudo y áspero otras muchas. Y todo ello, no me cansaré de repetirlo, escrito con la urgencia que la dictadura de la editorial imponía a estos autores. Por cierto, esta novela se publicó en 1969, cuando en teoría la novela negra no había desembarcado en España. Otro motivo más para considerar a Debrigode como el auténtico iniciador de dicho género en nuestro país.
PD. Comenta Hernán Migoya que es el mejor bolsilibro que ha leído en su vida y no seré yo quien se lo discuta, aunque el mismo Debrigode escribió bolsilibros que no tienen nada que envidiar a esta maravilla titulada “Muere como quieras”, una novela negra que habría firmado el mismísimo Dashiell Hammett.