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Jaime Rojas

La canaleja, crónica social de Segovia

El tercer diputado

En política nada es lo que parece y, como bien conocen, es el arte de lo posible y al tiempo de lo increíble. Llevamos meses viéndolo, entre el estupor y la sensación de que estamos expiando nuestro pecado de haber votado como nos ha convenido y como nos ha dado la real gana. Eso nos achacan quienes dedicados a este oficio no han logrado ponerse de acuerdo en seis meses. Y la culpa la tenemos usted y yo, ya sabe, por caprichosos.
Sin embargo, ahora tenemos la oportunidad de redimir nuestros errores, de reparar el daño que hemos infligido a nuestras Españas con tanto voto raro, con tanto sufragio inconsciente. Es la ocasión para no dejarnos embelesar y para calcular entre todos, en una tormenta de ideas masiva de millones de españolitos, cuántos votamos a este partido y cuántos a este otro. Eso nos demandan nuestros abnegados políticos para que, por favor, no se lo pongamos tan complicado para sumar  mayorías y formar un gobierno. Y como va a ser difícil cuadrar nuestras agendas para llevar a efecto esa gran quedada mucho me temo que no podremos ayudarles y que tendrán que conformarse con lo que nos deparen las urnas el 26-J.
Pero aparte de los problemas logísticos para reunirnos, existe otro que ha de tenerse en cuenta y que lo repite un amigo dedicado desde hace años a la fontanería política: en este negocio uno más uno no son dos. Aquí no vale una operación aritmética simple y no serviría el utópico caso de ponernos de acuerdo para votar en uno u otro sentido y arreglar así el desgobierno. No sería la solución, les digo, porque el resultado de nuestro consenso los políticos lo interpretarían a su manera y luego harían su santa voluntad.
Como ven uno más uno va más allá del dos, un número este, por cierto, que es el de diputados que consigue el PP en Segovia desde tiempo casi inmemorial. Dos el PP y uno, el PSOE, es el resultado que se repite una y otra vez. Les contaba en esta columna justo antes de las elecciones de diciembre, las que volveremos a vivir en menos de un mes, que había algún atisbo de que la distribución cambiara a un 1-1-1. Las urnas me quitaron la razón, a pesar de que los populares llevaban un caballo tramposo, y el 2-1 fue inamovible gracias al extraordinario señor D’Hondt, al que los partidos grandes deberían ponerle un monumento por su manera de contar al estilo de uno más uno no son dos.
En esta ocasión parece que el asunto de darle la vuelta al testarudo resultado está más cerca. La razón: la alianza de Podemos e Izquierda Unida, que con la suma de los votos que lograron en diciembre se quedarían a un millar de obtener ese diputado. Y es aquí donde mi amigo recalca su teoría para reafirmar que en política uno más uno no son dos y este es el mejor ejemplo. Habrá gente que ha votado a Podemos y ahora esto de ser tan de izquierdas no les atrae; o los clásicos de IU que nada quieren saber con este partido artificial y de laboratorio que forman los podemitas y sus simpáticos conmilitones.
Veremos, aunque está claro que con la calculadora en la mano hay algo más de emoción con ese tercer diputado que en convocatorias anteriores. Pero aquí, austeros y serios como somos, seguro que vamos a hacer el recuento de votos de uno en uno y nos va a dar dos. Salvo que el señor D’Hondt sume otra cosa y nos tiremos al monte, que no creo.

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Sobre el autor

Jaime Rojas, delegado de El Norte de Castilla en Segovia, nos contará, todos los domingos, la crónica social de Segovia, capital y provincia.


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