Publicado en El Norte de Castilla el 28 de diciembre de 2006
Al parecer, las tardes se han llenado de polígrafos. Me lo habían comentado, pero solo fue hace una semana cuando tuve la oportunidad de verlo con mis propios ojos. El otro día enchufaron los cables a un ser inenarrable conocido en el mundo de los programas basura del corazón como Paco Porras, cuya característica más relevante es que tiene la cara más dura que el ‘wonderbra’ de la Dama de Elche, algo que no le ha impedido seguir estrujando la teta de la vaca televisiva con particular aprovechamiento. La presentadora del espacio en cuestión intentó hacerle una serie de preguntas a las que el invitado de peinado a lo ‘príncipe valiente’ debía responder con un sencillo ‘sí’ o ‘no’. Le resultó imposible, seguramente por dos motivos: 1) porque no entendía lo que le decían; y 2) porque tenía que mentir más que Sara Montiel el día de su cumpleaños. Tan solo a la pregunta de si se había acostado con cierta cantante estrafalaria contestó de manera tajante. Fue entonces, y solo entonces, cuando soltó un rotundo «no» ante el cachondeo generalizado del público ya que, al parecer, no son precisamente las mujeres lo que más le ponen. Sin embargo, nuestro Paco de las entretelas se defendió como gato panza arriba diciendo que él era pansexual: algo que tiene sentido ya que un pan (un lechuguino o una baguette, por ejemplo) no le haría ascos a papirote semejante. Como testigos de la patochada, gente del calibre intelectual de Karmele Marchante, Mila Ximénez o Kiko Matamoros no hacían otra cosa que partirse el culo. Incluso al técnico encargado del polígrafo le pillaron en más de una ocasión con la carcajada a punto de explotarle en la cara. Vamos, que como programa de humor no tuvo desperdicio. El éxito debe de ser considerable, porque Antena 3 anuncia el lanzamiento de un programa basado en un nuevo sistema que analiza las voces de las personas para determinar si mienten. Y como este nuevo polígrafo tiene la ventaja de no necesitar la presencia física de nadie, a los capitostes de la cadena se les ha ocurrido utilizarlo con gente muerta. No se esperen que con el revolucionario invento intenten descubrir por fin el misterio de la muerte de Kennedy. No, estos jetas tienen previsto ‘invitar’ a su programa a Encarna Sánchez, a Lola Flores, a Carmina Ordóñez. Dada la fecha, podría tratarse de una inocentada, de esas que van a llenar los periódicos. Que si un tipo acaba a puñaladas con sus amigos después de ver a su novia en una peli porno, que si un hombre roba una televisión y es arrestado al exigir el mando a distancia, que si uno de cada 200 hombres vivos desciende de Gengis Khan, que si un rumano cambia de casa porque su perro ronca demasiado fuerte, que si han detenido a un fulano por intentar introducir clandestinamente doce lagartos escondidos en el calzoncillo. Es lo que tiene esto de las inocentadas, una tradición bruta que conmemora la matanza de los inocentes ordenada por el rey Herodes (la verdad es que lo de celebrar el aniversario de una salvajada a base de bromas no parece lo más correcto). Eso sí, juro que, aunque parezca increíble, nada de lo anterior es una inocentada. Bueno, el que exista alguien como Paco Porras ya es suficiente inocentada.