Estoy hibernando como el oso Yogui. Me dedico tan sólo a leer y a ver películas, a despeinar tigres y a añorar el grito del buen vino, a doblar lágrimas y a guardarlas en maletas. Así que, en días como hoy, puedo transformarme en el señor Darcy y decir cosas parecidas a:
“Si sus sentimientos siguen siendo los mismos, dígamelo. Mi afecto y mis deseos no han cambiado pero una sola palabra suya me silenciará para siempre. Sin embargo, si sus sentimientos han cambiado, debo decirle que ha embrujado usted mi cuerpo y mi alma, y que la amo, la amo y la amo, y que ya nada podrá separarme de usted”.