Me resulta complicadísimo entender la idiosincrasia del pueblo estadounidense. Sospecho que allí (más incluso que en otros sitios) existen dos Américas. No me imagino a Woody Allen, o a Pat Metheny, o a Clint Eastwood cenando con cualquier descerebrado del KKK. Ni a los ciudadanos de Nueva York compartiendo algo con los de la América profunda. No entiendo que la tierra que ha parido algunas de las pepitas de oro que más me han tocado el corazón en toda mi vida (cine, música, libros y un largo etcétera) pueda ser la misma de los mandriles que de vez en cuando llenan los noticiarios o de los ignorantes que protagonizan la siguiente historia….
Parece alucinante que, después de lo llovido, una buena parte de los americanos sigan defendiendo la política exterior de su presidente. Hace poco llegaron a EEUU los cadáveres de seis soldados que elevaban la cifra a 2.982 americanos muertos (dato que sobrepasa ya a los fallecidos en el 11-S). Los ataúdes llueven desde Irak pero la postura cerril no amaina. Para más inri, el salvador del mundo propone enviar 21.000 soldados más a Irak y el Pentágono ha anunciado que aumentará en 92.000 la cifra de sus militares para afrontar futuros retos. Que Dios nos pille confesados….
“Mientras estábamos jugando a los naipes y bebiendo un whisky, surgió la idea de ir a una casa iraquí, violar a una mujer y matar a su familia” (declaración del sargento Paul Cortez, de 23 años, uno de los cuatro militares acusados en un proceso abierto por un supuesto caso de violación y asesinatos ocurridos en la ciudad de Mahmudiya -30 kilómetros al sur de Bagdad- el pasado mes de marzo).