Publicado en El Norte de Castilla el 8 de febrero de 2007
La revista ‘Vanity Fair’ asegura que ya ha sido descargada por más de diez millones de personas lo que la convierte en la película de mayor éxito en toda la historia de Internet. Sus autores son unos jóvenes cineastas que han incendiando los foros de opinión en los EE.UU. toreando con desvergüenza el sambenito de sospechosos y antipatriotas que cuelgan a los que disienten de la versión oficial. El título de su beligerante joya es ‘Loose Change’ y en ella acusan de complicidad al Gobierno norteamericano en los atentados del 11-S. Para ello utilizan múltiples declaraciones, recortes de prensa, documentos desclasificados, vídeos e investigaciones propias avaladas por expertos en distintas materias. Como aperitivo muestran documentos del Gobierno en los que se proyectaba invadir Cuba tras estrellar un avión supuestamente lleno de pasajeros y nos comentan los planes para el nuevo siglo del ‘lobby neocon’ (dirigido por Cheney y Rumsfeld): ‘inventarse’ un evento catastrófico y catalizador, al estilo de Pearl Harbor. En torno al atentado en sí, las tesis son tan delirantes como aterradoras: perfectamente discutibles por un lado e increíblemente documentadas e irrebatibles por otro. Sus conclusiones, en todo caso, no tienen desperdicio:
1) Es imposible que un Boeing 757 se estrellase en el Pentágono, que los daños fuesen tan pequeños y que doce toneladas de acero y titanio se hayan vaporizado. Además había distintas cámaras de seguridad que hombres del FBI confiscaron de inmediato (con lo fácil que sería enseñar esas imágenes y cortar con todas las suspicacias).
2) Rebobinando los noticiarios en directo de aquel día, se observan claramente ondas de explosiones por debajo del derrumbe de las Torres Gemelas y comentarios de periodistas y testigos haciendo mención a ese hecho. Además, varios expertos insisten en que el impacto de los aviones y el incendio posterior no pudieron hacer caer una construcción tan avanzada tecnológicamente y mucho menos derrumbarse de una forma tan metódica y rápida, como en una demolición controlada.
3) Exagerados movimientos financieros se produjeron los días anteriores, así como la firma de un seguro sobre el WTC multimillonario sin olvidar que los sótanos escondían una de las reservas de oro más grandes del mundo (miles de millones de dólares en oro desaparecidos casi por completo).
4) Vuelve a resultar imposible que del Vuelo 93 estrellado en Pennsylvania no haya quedado nada. Tampoco se encontraron las cajas negras pero sí, increíblemente, el pasaporte de uno de los secuestradores.
5) El vídeo de Bin Laden en el que se inculpa parece a todas luces falso: aun siendo zurdo firma con la derecha y lleva un anillo de oro, algo prohibido por la ley islámica.
Hay muchas más conclusiones y teorías. ¡Lo que nos gusta esto de las conspiraciones! Probablemente sea la misma basura que el 99% de este tipo de teorías. Además, sospecho que nunca sabremos la verdad, de igual forma que seguimos sin saber quién mató a JFK. Aun así la película siembra un montón de dudas espeluznantes. Lo que ellos bautizaron en su día como daños colaterales, ¿podría tener cabida en esta siniestra historia?